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las mujeres me siguió, y el vigilante nos detuvo a ambos.
El Maestro de Poder le miró con agudeza, y Cade tuvo la seguridad de que haba
sorpresa en aquella mirada.
 Y no sabes quin era la mujer?
 No  dijo Cade. Esto al menos era cierto.
 Ests seguro?
 He estado intentando descubrirlo  admitió, sin vergenza alguna, y el Maestro de
Poder no pudo ocultar una sonrisa cnica. A Cade le dio igual. La chica no era,
evidentemente, espa del Maestro de Poder. Este no haba desmentido su pretensión de
que la compulsión hipnótica haba desaparecido inmediatamente. En realidad pese a su
pretensión de omnisciencia, aquel hombre no lo saba todo.
 Explcame el resto  dijo el Maestro de Poder . Qu le pasó a tu compaero de
locura criminal... el ex profesor?
Cade le habló de su viaje a travs del pas, de los asombrosos descubrimientos que
hizo en el Edificio de los Cincos, que culminaron con la muerte traicionera de Fledwick. El
Maestro de Poder volvió a sonrer ante el dolor involuntario que se reflejaba en la voz de
Cade al mencionar la presencia de la dama Moia. Y asintió aprobatoriamente cuando
Cade le contó lo de sus dos semanas en donde la Cannon (esperando que la
persecución cesara) y su fracasada tentativa de llegar hasta el emperador.
 Has obrado bien  proclamó al final . Ahora quiero saber si has aprovechado todo
esto.
Desde tu noviciado, Cade, te han llenado de sentimientos de fraternidad y de falsa
información. Has hecho todas las cosas correctas, pero por razones equivocadas. Si
pudieses descubrir las autnticas razones... Dime en primer lugar: por qu vosotros, los
pistoleros de Francia, combatais contra los de Moscovia?
 Porque intentaban apoderarse de un filón de hierro que perteneca a nuestra Estrella
 dijo sencillamente Cade. Adonde quera ir aquel hombre?
 No haba ningn filón de hierro. Uno de mis hombres falsificó un estudio geológico y
lo envió a la Estrella de Francia, sembrando luego hierro marciano en el lugar. Yo lo
mantena en reserva como posible manzana de discordia. Cuando la Estrella de Francia
empezó a ponerse en contacto con la moscovita para establecer un acuerdo, dej que las
nuevas del filón de hierro llegasen a Moscovia, con el resultado que conoces. Ya no
habra acuerdo entre Francia y Moscovia, o al menos tardar muchos aos en haberlo.
Era una broma, sin duda, decidió Cade, y de muy mal gusto.
 Todas vuestras guerras son as  dijo con acritud el Maestro de Poder . Son tiles
para distraer y dividir a las estrellas. se es tambin el objetivo de la Gran Conspiración...
Aunque las estrellas que creen participar en ella no lo saben. Hace falta mucho dinero
para mantener en funcionamiento una vasta organización secreta. La media docena de
estrellas, ms o menos, que apoyan la conspiración del Misterio Cairo pronto se
apagarn, y otros ocuparn su lugar. Naturalmente, mis agentes impedirn que ese
asunto, Cairo, lleve a algo serio. Confieso que casi se me fue de la mano, pero es un
riesgo que hay que correr.
Cade comprendió confusamente que aquello no era una broma. Era el final de un
mundo.
 Qu es lo que quieren las estrellas que... creen... participar en la conspiración? 
preguntó, luchando por tranquilizarse.
 Quieren matarme, naturalmente, y hacer su libre voluntad. Quieren ms milicianos,
cada vez ms. Quieren guerras cada vez mayores, destruir ms y ms pueblos y
ciudades... Te han enseado que las estrellas son leales al Reino, lo mismo que los
plebeyos son leales a las estrellas. Lo cierto es que las estrellas son el peor enemigo del
Reino. Sin un Maestro de Poder que las controle habran destrozado el Reino en una sola
generación.
Y vuestro precioso sumo pistolero... Cade, imagino que creers que es el primero que
obra as en diez mil aos y que ser el ltimo que lo haga hasta la consumación de los
tiempos...
 sa era mi esperanza  dijo Cade cansinamente.
 Desengate. La mayora han sido as; y seguirn sindolo... Deben serlo,
entindelo. Arle conspira para suplantarme, fundiendo los dos cargos. Es lo natural. Un
pistolero como t puede sobrevivir a aos de combate si tiene cerebro. Se convierte en un
pistolero superior, en ntimo contacto con una estrella. Participa en las conjuras de la
estrella. Las mujeres de la corte, fascinadas por la novedad de un hombre al que no
pueden poseer, se esfuerzan por seducirle, y generalmente lo logran. El pistolero rompe
sus votos, olvida su vida como combatiente, intriga por conseguir que le elijan supremo.
Cuando lo logra, no es ya ms que un licencioso sediento de poder, como nuestro querido
Arle.
Pero, amigo, sa es la clave; no lo olvides: debe haber un sumo pistolero. Como
combatiente, lo sabes. Ms de una vez el hecho de que el sumo viviese en algn lugar y
encarnase la noción de la Orden te ha salvado la vida o te ha dado el triunfo. El hecho de
que el sumo de carne y hueso no sea lo que t piensas, no importa en absoluto.
Cade se inclinó hacia delante. La cosa abominable que estaba a punto de decir era
como una bola en su garganta, que le ahogaba, de la que tena que librarse:
 Y el emperador?  preguntó . Y el emperador? Por qu lo permite? Por qu?
 l emperador es otra mentira  dijo con toda calma el Maestro de Poder . El
emperador no puede impedirlo. Es sólo un hombre... un hombre como los dems... si
intentase dictar criterios sobre mi forma de gobernar el Reino, yo los ignorara. Los
emperadores que lo han intentado en el pasado, Cade, han muerto jóvenes. Los maestros
de Poder les mataron. Y as ser en el futuro.
Y as debe ser. Como sabes, el puesto de Maestro de Poder se hereda por adopción,
y el de emperador por primogenitura masculina. El Maestro de Poder elige como sucesor
suyo a un hombre experimentado. El emperador depende de lo que el azar le enva. Por
supuesto, la descendencia del Maestro de Poder es ms fuerte, y en consecuencia, ella
gobierna.
Alzó la voz casi hasta un grito.
 Pero tiene que haber un emperador. Al Maestro de Poder no se le ama: l es quien
enva a la gente a morir; l cobra los impuestos, establece los lmites de velocidad. El
emperador no hace nada de eso; simplemente existe y es amado porque a todo el mundo
se le dice que le ame. La gente lo hace... de nuevo lo justo, pero no por las verdaderas
razones. Si no le amasen, qu pasara, qu sera del Reino? Piensa, por ejemplo, en
que todos los plebeyos se hiciesen delincuentes. Qu haramos cuando se llenasen
todas las casas de vigilancia? Qu haramos si se dedicasen a atacar las casas de [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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